lunes, 9 de enero de 2012

Bless the broken road

Hoy, como sabréis he vuelto a la escuela de enfermería donde estudié. Pasé allí tres años y tres años es un tiempo considerable.

Aunque fui a recoger el título, fui también a ver a mi tutor de prácticas. Aunque digo mi, era el tutor correspondiente a nuestro curso, y nos acompañó en las prácticas a lo largo de la carrera. Si tuviera que hacer un top 5 de los profesores de la carrera, estaría en él. Incluso le pondría en el pódium. Recuerdo que siempre nos decía que era un puesto nuevo para él, que éramos su primer curso siendo tutor, y que no sabía cómo hacerlo. Supongo que habrá multitud de opiniones, pero para mí fue un gran tutor. De estos profesores que dejan huella.

Hoy, digamos que ha sido como otra tutoría más. Siempre me hizo gracia su despacho, me resultaba muy curioso. Tenía varios posters de Galicia, símbolos celtas, una puesta de sol, un bosque, mapas, un calendario informal en que iba tachando los días. Sobre una silla, las botas de motero, la chupa, los guantes y el casco mientras le veías con el uniforme blanco de enfermero. Un corcho, con algunos dibujos de su hija, y algunas fotos. Un par de plantas y unas piedras alineadas, unas encima de las otras, y una vela. Miles de libros, papeles y archivadores. Pulcramente ordenado. El equipo de música siempre sonando con música clásica. Dos sillas, una frente a otra, unas hojas sobre su mesa, un boli bic, y una taza de café.

Me ha estado contando cómo está la situación en el hospital, cómo afecta la ampliación de horario que han hecho, los cambios de turnos… Todo ha cambiado bastante. Pero el ambiente no había cambiado nada. Me preguntó, ahora con distancia, que opinaba de mi último año, qué recuerdos tenía de la escuela, que fue lo mejor, lo peor. Si lo echaba de menos.

No tenía una certeza absoluta, hay cosas que echo de menos, cosas que no. Son momentos diferentes de mi vida, diferentes. Recordó que tuve algunos problemas, turbulencias, en el último curso, por la tensión, por la práctica... Y comentó que ahora me veía mejor, que parecía más tranquila, que miraba las cosas desde otro ángulo. Pero yo le dije que en realidad, creía estar igual de perdida que lo estaba antes. Solo que ahora tal vez, sea un poco más consciente de ello. Él tan solo me dijo que al principio, todos estamos perdidos, pero que de una forma u otra, las cosas terminan cayendo solas en su lugar, de la forma en la que las hacemos caer. Entonces, un día cuando te levantas y te detienes, te das cuenta de que tu camino ha dejado de ser un sendero perdido, en medio de un bosque, o una ciudad, y te encuentras. No hay sentido en apresurar las cosas, cada uno viaja a su ritmo. Sonreí al darme cuenta de lo que la vida te enseña con el tiempo, pero me dijo que no había sido la vida, sino nosotros, sus alumnos quien se lo había enseñado.

También le estuve hablando de cómo me había ido la vida estos meses, de lo que estaba haciendo, de lo que esperaba hacer. De lo mal que está el mundo laboral enfermero, y de lo poco que se puede hacer por eso. Ahora, dijo, estamos en una depresión en un valle, pero las cosas cambian según el tiempo pasa. Cada persona tenemos unas cualidades diferentes, que nacen muy dentro de nosotros y nos guían. No debemos esconderlas, nos hacen especiales y únicos. Y nos iluminan. Esas cualidades son las que nos ponen, también, en movimiento, y con el movimiento los valles pueden ser montañas, y las depresiones riveras. Y así con todo lo que queramos, tan solo si confiamos en nosotros mismos. Creemos en el cambio y creemos en las personas.

Yo ahora no puedo evitar sentir que mis palabras no hacen justicia a los sentimientos que trató de explicar. Que todo lo que pueda escribir es sencillamente insuficiente. Y me ha hecho pensar mucho.

El año pasado, cuando estábamos de exámenes y no íbamos a diario a la escuela, nos enviaba mails al correo de clase. Nos daba ánimos, nos hacía reflexionar, nos enviaba música, y sobre todo, nos enviaba sus palabras. Debió de ser terrible, muchos le contestábamos, y él leía todos los mail y contestaba a todos. Siempre. Se quedaba hasta las tantas, mucho trasnochábamos para estudiar. Recuerdo el sentimiento de no poder más, y ver en la bandeja de entrada, de madrugada, un nuevo mensaje que te daba ánimos.

Hoy he releído algunos de esos correos, sintiendo mucho que algunos se hayan perdido y quiero compartir un fragmento con vosotros. Uno de los que más me ha marcado:

Hacer una reflexión y pensar cuantas veces habéis pensado más en los demás que en uno mismo y que lo mío no importa, y si importa lo de los demás. A lo mejor encontráis la respuesta que seguro os ayuda a crecer.

¿Habremos acertado con la pócima ideal para llegar a vosotros? , no lo se, pero yo desde luego lo he intentado cada día. Creo que hay gente que ha evolucionado para adelante un montón, pero se que hay gente que ha tenido sus crisis de identidad, que se ha planteado seguir, y que no sabe hoy por hoy que va a hacer con su vida y profesión. Desde luego, que no quiero que seáis médicos frustrados, y menos ahora en enfermería que existe tanto personal quemado y achicharrado, pero existen personas como yo, que tienen ganas de seguir, y transmitir esa ilusión que es posible llegar a ella. La enfermería tiene en sus manos, y con esto quiero decir que ahora vosotr@s tenéis en vuestras manos la posibilidad de cambiar las cosas, y junto con nosotros cambiarlas y llegar a ser excelentes profesionales, que además de trabajar y llegar molidos a casa todos los días, se doctoren, investiguen, gestionen, eduquen y por que no impartan docencia, para y por la mejora de nuestros cuidados a las personas, que es el fin de nuestra profesión.

El tiempo pasa rápidamente y lo que es hoy, mañana es pasado, y no dejéis de pasar oportunidades que os ayuden a crecer como personas y profesionales.

Lo cierto es que no sabéis lo que habéis hecho conmigo. Me habéis transformado, pienso de otra forma. Gracias.


Y dicho esto solo quiero dejaros con un video que nos pasó. Lo puso en su mail de despedida y la verdad es que me encantó. La música que nos pasaba, era demasiado variopinta, lo cual es comprensible. Pero esta canción, fue de las que más me gustó.





Every long lost dream led me to where you are
Others who broke my heart they were like Northern stars
Pointing me on my way into your loving arms
This much I know is true
That God blessed the broken road
That led me straight to you

I think about the years I spent just passing through
I'd like to have the time I lost and give it back to you
But you just smile and take my hand
You've been there you understand
It's all part of a grander plan that is coming true

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