sábado, 7 de enero de 2012

Felices Reyes

Bueno, bueno, bueno. Hoy toca un post con algo de aventura y emoción. Aventura la que ofrecen las calles de Madrid y emoción los regalos de reyes.

Ayer, día cinco de enero, a mis padres les entraron las prisas: no habían comprado los regalos de reyes. Como consecuencia, cada uno por su lado me dio dinero para que le comprase un regalo al respectivo. Por mi parte adoro comprar regalos y si me dan el dinero para ellos mejor que mejor. Y tan mejor que hizo posible que les pudiera comprar algo xD.

Así, por la mañana fuimos a Madrid y dimos un paseo mientras compramos los regalos que faltaban del resto de la familia. Dimos una vueltecita por la feria de artesanía que es sencillamente mortal: tanta cosa bonita y tan cara. Pero finalmente sobreviví y fui tomando nota de aquellos que gustaba y que no. Esto, es muy sencillo con mi madre y tremendamente complicado con mi padre. Mi madre es muy expresiva, no duda en decir lo que le gusta, lo que no y lo que la parece sencillamente horrible. Mi padre en cambio va a su bola, caminando solo delante de los demás y examinando las cosas con cara de póker. Que para regatear en un bazar es estupendo, sí. Para reunir información y hacer regalos, no.

Después fuimos a comer por el centro. Como no sabíamos por donde comer fuimos hacia Sevilla y fuimos dando un paseo por la zona de las tabernas antiguas. Para nuestra sorpresa dimos con un indio y mi padre decidió que era el sitio idóneo para comer. Por mi parte, mientras tuvieran comida no picante, sin problemas. Comimos un menú del día que si bien no puedo recordar el nombre, estaba realmente rico.

Una vez comidos nos separamos. Mis padres iban a ir a dar una vuelta y yo me iba por mi lado armada de dinero y algunas ideas. Primero, el regalo de mi padre.

Mi padre es una persona… complicada, es difícil acertar con él. En todos los sentidos. Por eso me fui a echar un vistazo a cortefiel, pero rápidamente mudé al corte inglés. Sí, es la competencia, lo sé, pero la verdad es que tiene muchas cosas, buenas y estaban de rebajas. Tras mucho mirar me decidí por un jersey de “director respetable” en gris. A la hora de elegir la talla entré en pánico y se debió de notar tanto que vinieron a ayudarme:

-¿Puedo ayudarte en algo?

-Pues… sip. Quería este jersey pero no entiendo estas tallas…

-¿Qué necesitas, una 40, 42…?

-Pues no sé, algo entre una M y una L -sí, la medida más precisa que se me ocurrió xD-.

-¿Qué talla de camisa tiene?

-¿Eh? La misma supongo…

-Bueno, si tiene una 4 de camisa llévate un 5 de jersey, y si tiene una 5 de camisa y tiene algo de barriguita llévate la 6 ^^

-Creo que me llevaré esta –el jersey que había cogido al principio y no soltaba- ¿Se puede cambiar luego, no?

-Sí claro, ven, te la envuelvo.”

Incauta de mí que pensaba que solo tendría que elegir entre la M y la L. Me quedé a cuadros con las tallas. Pero totalmente. La próxima vez me lo estudio antes de ir jajaja.

Después el regalo de mi madre. Primero entre en desigual. Luego salí de desigual. Sin comprar nada, claro. Todas sabemos cómo son las rebajas de desigual. Y me dirigí a la feria de artesanía decidida a explotar la vena de ropa alternativa de mi madre. Fui decidida a comprarla un sombrerito que dijo que la gustó y lo cogí en verde, porque ya tiene uno rojo y otro azul así que… Y finalmente y tras muchas penurias conseguí un vestido negro y morado largo muy bonito y bastante rebajado. Pero eso no se lo digáis a ella.

Luego di un par de vueltas por el centro para hacer algo de tiempo. Recorrí la zona de ópera, subiendo hacia sol y pasando por Sevilla para recorrer nuevamente la zona de las tabernas antiguas que me pareció de lo más bonita. También pensé en ir a ver un poco de la cabalgata, pero según me fui acercando la cantidad de gente me pareció demasiada, estaba algo cansada de andar y cargar con las bolsas y me quedaba poca batería en el ipod. Resultado: me fui a casa.

Al fondo podéis ver el jersey gris de mi padre, a la izquierda de la cazuela negra, doblado, el vestido de mi madre y justo debajo de este el sombrerito verde. El resto, "la destrucción del papel de regalo".

En el día de Reyes suele ser costumbre ir mis tíos y primos, abuela y mis padres, a comer roscón con chocolate en casa de mi abuela. He de decir que adoro el chocolate que hace mi abuela, porque siempre le queda muy espeso y me encanta el chocolate espeso. Por el contrario, mi abuela siempre compra dos roscones de medio kilo y aunque seamos ocho, es mucho rosón, siempre sobra y mi abuela siempre trata de cebarnos para que no sobre.

El primer roscón siendo devorado, mi taza de chocolate cementado y pedacito de roscón. La mano que parte la pana, digo, el roscón es de la abuela.

En la foto no se puede apreciar pero esta vez el chocolate quedó espeso, espeso cemento más bien. Vamos, que costaba beberlo y necesitamos cucharas. El primer roscón cayó que daba gusto y tenía dentro al monstruo de las galletas. Le podéis ver a continuación saludando desde el segundo roscón.

El Monstruo de las Galletas saludando desde el segundo roscón. Aunque, él solo comió galletas. Mejor, más roscón para nosotros.

Después de diversas bromas acerca de galletas y roscones, así es la familia, comenzamos a devorar el segundo roscón y, ¡oh, sorpresa!

¡Eh! Un momento... ¿Qué es eso que asoma desde esa esquina de forma sospechosa?

El Monstruo de las Galletas os presenta al Oso-Perro del segundo roscón. Segundo roscón del que veis, cada vez va quedando menos...

El premio del segundo roscón. Este dio también mucho que hablar, parecía un oso, pero estaba en una pose rara, ¿tal vez fuera un perro? Los biólogos de la mesa no se ponían de acuerdo. También es que estaban entretenidos en hacer estalactitas de chocolate con la cuchara y pedacitos de roscón….

Y entonces llegó ese momento crítico, en el que queda un poco de roscón y un poco de chocolate, pero tu estómago empieza a avisarte de que tal vez no sería buena idea seguir comiendo. No había sobrado más chocolate, aparentemente, así que supusimos que podríamos acabar con el roscón. Pero ¡ay amigos! Dije aparentemente. Mi abuela se fue a la cocina a echar más leche al cazo del chocolate para “rebañarlo” y volvió a la mesa con otro cazo. Pensamos que no íbamos a salir con vida de allí.

Mi abuela con la cazuela del chocolate y el roscón que aún no había menguado más. La cara de mi primo muestra, cláramente, los sentimientos de todos: ¿Más chocolate? O.O Por qué nos haces esto...

El roscón que nos venció xD Familia Casado 1 Roscón 2

Finalmente, di cuenta del chocolate, pero no del roscón, y sobró un pedazo. La abuela trató de que nos lo comiéramos pero no fue posible. Mi estómago decidió ir a la huelga. Lo intentamos y fracasamos. Pero podemos superarlo.

Luego, antes de irnos, mi madre y yo hicimos un poco el cafre con el espejo de la entrada. Mi padre era un poco soso, dijo que era una tontería, que iban a salir mal y que eran cosas de adolescentes así que mi madre y yo le ignoramos y nos hicimos un par de fotos-espejo. En una incluso sale mi abuela destrangis con cara de “no os habéis terminado el roscón”.

Mi madre y su mejor sonrisa profident. Prometo enfocar y cuadrar mejor la próxima vez....

Una vez en casa, solo me quedaba una última labor: enseñaros mi gorro nuevo. No es exactamente como el que yo quería y le falta pelo, pero la verdad es que es muy bonito. Y un buen regalo desde luego. Ya lo estrenaré adecuadamente, porque hoy me hice un moño y el moño no entraba en el gorro. La foto al gorro solo no se precia nada, así que me lo enfundé, y no, no cuenta como estrenarlo porque no he salido a la calle. El caso es que he descubierto que hoy no estaba fina con las fotos espejo. En la foto salgo que con una estola de mi madre, que realmente era de mi abuela, pero que como era de “pelillos”, mi madre pensó que quedaría estupenda con el gorro. Y tiene razón. Es tremendamente calentito.

A partir de ahora mis ideas estarán calentitas....

Y con esto me despido. Solo diré que el resto de regalos van destinado al viaje a Viena. Jo jo jo. Espero que hayáis tenido unos regalos de Reyes estupendos.

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